Esgrima, el único deporte olímpico de origen español

Como decíamos en las primeras jornadas, en el deporte de la esgrima, cuando se compite, no gana el más alto, más fuerte, más rápido, gana el más astuto.

Por eso durante los entrenamientos, aparte de potenciar las cualidades físicas, de fuerza, velocidad, resistencia, flexibilidad y la técnica en la ejecución de los movimientos, se entrenan también acciones y situaciones estratégicas, con soluciones tácticas.

Durante el segundo encuentro de los juegos escolares de la Diputación Provincia de Ávila, aparte de recordar y repasar lo aprendido en la primera jornada, como la Guardia, que es la posición en la que estamos durante el combate, definiéndose, como la única posición que permite estar siempre preparado al esgrimista para atacar, defender o contra-atacar. Los distintos desplazamientos para acercarnos o alejarnos del adversario, sin que nos puedan coger a contrapié, como son; la marcha (paso adelante) y el romper (paso atrás). El fondo, que es la acción que realizaremos para tocar al adversario, permitiéndonos estar alejado de él, y así, evitar que éste nos sorprenda. Repasamos igualmente el movimiento de defensa que ejecutamos desde la posición de en Guardia, impidiendo el punto del adversario con nuestra espada, llamado, parada de 4ª.

Continuamos con la parada de contra de 6ª, que es un movimiento circular que hacemos con la espada, terminando en el mismo sitio donde se empezó, sí con la parada de 4ª, protegemos el lado interno de nuestro tronco, con 6ª y contra de 6ª, protegemos la parte externa y el brazo con el cogemos la espada. Con estas paradas lo que se prende, cuando nos defendemos de los ataques o contra-ataques del adversario, es impedir que pueda ganar el punto, desviando la punta de su espada del blanco que quiere alcanzar, con nuestra espada.

Iniciamos aquí, en la segunda jornada, las acciones de segunda intención, también conocidas como “Fintas”. La segunda intención es hacer creer al adversario, que vamos a realizar una acción determinada, para hacer otra, sacando provecho del movimiento que éste realiza al intentar protegerse de lo que cree que pretendemos en la primera maniobra. Se trata de engañarle, tácticamente para ganar el punto.

Terminando la sesión con combates por tiempo, para poner en práctica, todo lo recordado y aprendido y, un duelo a un solo punto, donde no hay posibilidad de remontar, para que se intente emular, un verdadero duelo de los auténticos mosqueteros.